Las palabras
“meditación” y “alineación” o “sintonización” suelen emplearse indistintamente,
y aunque para los fines de la comunicación práctica esos términos pueden servir
por igual, no significan lo mismo en realidad; y quien profundiza debe
considerar de emplearlos correctamente para dar a la Meditación el lugar que le
corresponde, ya que por largo tiempo el ser humano destronó a la meditación de
su sagrado significado, al emplear vulgarmente la palabra. Lo mismo ha pasado
con tantas otras palabras con profundo y sagrado significado que han sido
desvirtuadas, como por ejemplo con la palabra “amor”, y tantas otras…
ALINEACIÓN
es “sintonización” con determinada fuente interna (plano, región, dimensión, o
mundo interno); es la preparación armonizada de la región de la personalidad
humana para contactar e integrar energéticamente algún aspecto superior o
interno.
La ALINEACIÓN pone en sintonía a la
región inferior de la personalidad con la región
superior en algún área. Habitualmente se nombra a “lo superior” con el
nombre genérico de “Yo Superior”, pero en realidad existen muchas moradas
internas o superiores. No vamos aquí a colocar “nombres” a esas regiones o
aspectos de “lo superior” por que cada escuela o corriente de enseñanza tiene
sus propios nombres, y lo que nos interesa ahora es la esencia o significado
esencial, no los nombres.
Queda claro
entonces que en la ALINEACIÓN el estudiante se prepara para sintonizar con
algún aspecto superior o íntimo de Si Mismo, y para esto puede utilizar
técnicas o métodos diversos (posiciones adecuadas del cuerpo, respiraciones
especiales, visualizaciones, mantralizaciones, etc.)
MEDITACIÓN,
en cambio, es simplemente sensibilidad con la UNIDAD DE LA VIDA.
La
Meditación nace espontáneamente, no puede ser forzada ni buscada, por que el
mismo hecho de “buscar” implica “ruido” a nivel interno, y la Meditación es “Silencio”,
es decir, un estado natural de ‘quietud sagrada’; es una paz en la unidad que fluye como manantial, sin esfuerzos o “ruidos
mentales”.
Según lo
dicho, considero que lo que se puede practicar como sistema o método es la alineación
o sintonización, mientras que la meditación simplemente “nace”…,
‘ocurre’…, no puede ser creada por el esfuerzo.
Pero la
meditación que nace por sí misma no llega tampoco por que “la trae el viento”
como por arte de ‘magia’…, sino que deben existir bases internas en el
estudiante que hagan posible que la MEDITACIÓN ocurra, florezca. Esas “bases
internas” son los ‘cimientos álmicos’ que se traen desde más allá de la
presente vida. Es por este motivo que todos los verdaderos instructores y guías
a lo largo de la historia del hombre han señalado la importancia del entrenamiento
de la mente (Gñana, Raja Yoga, filosofía, etc.) como claras bases de un avance
interno, lo cual estaría sentando las bases sólidas para la MEDITACIÓN,
entendida como “sintonización espontanea con la Unidad”. Es decir que no
podemos crear la meditación, pero sí sentar las bases para que esta nazca
cuando encuentre “el terreno maduro y propicio”…
Todo el
período de entrenamiento y preparación de la mente, que para un alma ascendente
puede durar muchas vidas…, es un período de construcción de “puentes” internos,
que la Meditación precisará para florecer más adelante natural y
espontáneamente. Sin esos “puentes internos” ya creados en base a prácticas de
alineación y sintonizaciones, al estudio reflexivo, y al discernimiento, la
Meditación espontanea no surgirá.
Lo que ‘se
practica’, por lo tanto, y en lo cual podemos disciplinarnos y perseverar, son
los métodos o sistemas de ALINEACIÓN-SINTONIZACIÓN. Los hay muchos y cada
estudiante deberá elegir lo que siente que le corresponde por necesidad
interior. Pero la MEDITACIÓN no se practica, no se hace…, ocurre…
La MEDITACIÓN es el resultado de una
larga siembra en la vida del alma del hombre, el cual cerca de la meta de la
Unidad Trascendente, se encuentra con una Paz desconocida hasta entonces, a la
cual simplemente se entrega en el fluir…
Alexis B.
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