No existen dos senderos iguales en
cuanto al despertar de la MEDITACIÓN. Cada peregrino debe despertar a su
manera. No existen reglas especificadas o fijas para tal despertar, ya que “no
hay caminos”.
La
meditación es “ser” en armonía con el Todo; por lo tanto no hay caminos… A
veces es empleada la palabra “sendero”, pero la idea de un “camino” o “sendero”
es una faceta ilusoria en verdad, ya que da idea de “tiempo” para poder
transitarlo y de “separación”, entre el caminante y su meta.
En esencia, no existe el “tiempo”,
solo el AHORA, que es eternidad; y no hay “separación” entre el caminante y su
meta; nunca ha existido tal separación. Es solo el estado de ilusión en el cual
la mente se encuentra el que da idea de “tiempo” y “separación”.
Este tema podrá parecer paradójico,
ya que hemos dicho que la meditación esotérica es un camino que lleva “muchas
vidas”, y ahora decimos que “no hay camino” y que el “tiempo” no existe… Estas
aparentes paradojas pueden reconciliarse si hay profundidad en la reflexión.
Veamos:
La mente ilusionada con la idea de
“tiempo” vive en la fantasía de encontrar en “el futuro” algo que el “el
presente” no tiene, y por eso ‘busca’ y ‘desea’… En ese estado, la mente está
ansiosa, preocupada y esperanzada. Este es un estado de secreta y permanente
disconformidad. El peregrino cree que esa inquietud e infelicidad terminará
cuando encuentre “en el futuro” lo que busca; pero esa es justamente ‘la trampa de la ilusión del tiempo’.
El estado de inquietud e infelicidad
existe por el condicionamiento mental en cuanto al tiempo, lo cual llamamos
“tiempo psicológico”, que no tiene que ver con el tiempo cronológico. El tiempo
psicológico es una creación mental en la cual el sujeto divide al tiempo en
“pasado, presente y futuro” condicionando su vida en torno a esa creencia. El
“pensamiento” es ‘hijo’ de esta ilusión, ya que la gran mayoría de los
pensamientos surgen de la “memoria” de un ‘pasado’ y de “proyecciones” de
deseos hacia un ‘futuro’. TODO ESTO NO EXISTE en verdad. Lo que el hombre llama
‘pasado’ es solo memoria psicológica, y el ‘futuro’ es tan solo deseo
proyectado, y todo eso ocurre en el AHORA, lo único existente.
Este es un tema arduo. No estamos
diciendo que la mente no pueda recordar o planear anticipadamente eventos…,
sino que el hombre, al no conocerse a sí mismo, vive en la ilusión de una
división del tiempo, que no existe más que en su mente. El AHORA es lo
único verdadero, y desde ese AHORA pleno, comprendiéndolo y aceptándolo, sin
divisiones, las facultades de la mente de recordar y planificar pueden ser
utilizadas con inteligencia.
Dijimos que la mente está presa del
“tiempo psicológico”. Esto significa que a la mente no “le entra” en su
entendimiento que todo lo que necesita en realidad es “nada”… Cree que solo la
obtención de “cosas” la hará feliz y realizada. Esas “cosas” son objetos de
deseo, sean estos de orden material, afectivo o espiritual…, da igual. El
objeto de deseo es aquello que la mente busca, con la idea de que con la
obtención de “eso” que busca encontrará la paz y la plenitud.
El problema consiste en que esa
“mente”, así ilusionada, no se percata que su estado de ‘deseo’, de ‘búsqueda’,
es lo que produce su propia oscuridad, y lo que impide por lo tanto ver el
AHORA.
La sensibilidad solo es posible en el ahora.
La Unidad solo es vivida en el ahora.
La Verdad existe en un único sitio: el Ahora.
La mente no entiende que en el
simple AHORA está la Verdad, y como no asimila esto, no puede verlo o
comprenderlo, se inventa la idea de “tiempo” y proyecta “metas” para un sueño
de realización, el cual en realidad, nunca llega…; por que la realización
interior está en DARSE CUENTA de ese mecanismo de proyecciones. Al darse cuenta
plenamente de esto, el mecanismo mental pierde su poder y el ser ‘cae en el
ahora’, que es MEDITACIÓN.
La trampa del tiempo psicológico es
lo primero y último que debe ser comprendido para conocer lo que la meditación
es; porque en el estado de ilusión mental muchas técnicas de meditación podrán
ser practicadas, por años, y de nada servirán…, por que se están realizando a
partir del estado mental confuso.
La
meditación real no comienza hasta que la mente no encuentra su “quietud
natural”; es decir, que solo una mente que ya no está inquieta, neurótica,
que desea, y que se proyecta en el tiempo imaginario, solo una mente que ya ha
abandonado ese frenesí, puede estar naturalmente quieta, en silencio; y ese silencio natural, no forzado ni
buscado, es MEDITACIÓN.
La recién enunciada es parte de la
verdad; la otra parte, que aparentemente es contraria a lo expresado, es que hacen falta “vidas” para que la meditación
esotérica nazca y se desarrolle”. Esto es también cierto, porque en ese
estado de confusión mental, un estado de deseo, búsqueda, e ilusión del tiempo
en que la mente cae “embrujada” por los sentidos en el mundo material, el
estudiante puede permanecer por vidas hasta que por maduración interna, vea y
comprenda su estado interno de ignorancia.
El estado mental de “maya” (maya
significa “lo medible”), es decir, la mente atada a las
formas y a la idea de tiempo en relación a la percepción sensorial, no
desaparece enseguida…, porque el estado de ‘maya’, es un proceso de aprendizaje
álmico por KARMA.
El KARMA desaparece cuando la
verdadera MEDITACIÓN llega, porque cuando la meditación llega el hombre se da
cuenta de su SER en la Unidad, y de la ilusión del yo psicológico. Comprende y
ve que él no es nada, solo VACÍO y PRESENCIA sin límites. Comprende LA UNIDAD
DE TODO, y se vuelve sensible a esa Unidad.
Con esta comprensión toda búsqueda
desaparece, pero no el aprendizaje, que es permanente en la Unidad. La natural desaparición de toda búsqueda,
después de haber “viajado mucho”…, es MEDITACIÓN.
Por lo tanto, todas las técnicas de
meditación que existen, o que vayan a existir…, así hayan sido o vayan a ser
transmitidas por “iluminados”, no tienen sentido al ser tomadas y seguidas por
mentes en estado de limitación y confusión. Lo primero es “ver” el propio
estado de limitación, de confusión. Sin este VER las técnicas de poco o nada
servirán… El primer paso es darse cuenta del juego de la mente, de “el gato y
el ratón”…, de “el buscador y lo buscado”…, del deseo, la frustración, etc. Y
de que todo ello es un estado psicológico confuso, ilusorio; darse cuenta de
esto, verlo en la propia vida, es el comienzo de la MEDITACIÓN.
Sin esto, sin esta visión, sin este
conocimiento del ‘sí mismo’, la MEDITACIÓN no existe.
El tema no se acaba aquí, por
supuesto; es mucho más profundo y complejo, por que meditación es volverse
consciente del propio mecanismo psicológico, con todos sus laberintos y
‘skandhas’ (tendencias, hábitos). Meditación es AUTOCONOCIMIENTO a todo nivel.
No es para los ‘curiosos’, por que hay que entregar la vida en ello. La
meditación no es ‘eso’ que se hace en algún momento diario…, es en todo
momento, y durante toda la vida.
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